Cuando salgas en el viaje , hacia Ítaca, desea que el camino sea largo, pleno de aventuras, pleno de conocimientos.
A los Lestrigones y a los Cíclopes, al irritado Poseidón no temas, tales cosas en tu ruta nunca hallarás,
si elevado se mantiene tu pensamiento, si una selecta emoción tu espíritu y tu cuerpo embarga.

Constantino Cavafis; ÍTACA; POEMAS CANÓNICOS (1895-1915)

...Habito en Ítaca, hermosa al atardecer...

Homero. Odisea IX,19





jueves, 28 de abril de 2011

CANTANTE URBANO (II)


“…hagan corro señores, a este juglar maldito, cantante urbano.
Y me pilla la noche cantando en el metro
 y no llego a una libra en total
Y deseando salir tengo que entrar otra vez
Porque un techo de estrellas no da calor.”

TOPO, Cantante urbano,

Normalmente mi timidez me habría impedido hacer algo así, pero siempre me he sentido identificado con Juan. Somos más o menos de la misma edad, sentimos pasión por la música y  por los mismos estilos. Más adelante llegué a saber que también teníamos conocidos en común.

 Aquel día no me limité a dejarle unas monedas y una sonrisa de aprobación. Me quede  frente a él, escuchando hasta que terminó la canción. En un momento  surgieron suficientes imitadores para lograr formar un pequeño corro.

-         ¡Qué palo!- Dijo Juan- Casi prefiero seguir siendo invisible. Pero ya que están… ¿Alguna preferencia del distinguido público?

Hay que tener muchas narices  para hacer esa pregunta. Mi admiración hacia Juan iba en aumento. Normalmente se ayuda de una base rítmica,  backing tracks  grabados en  CD y él añade el resto. Pero en muchas ocasiones se enfrenta a los temas sólo con su voz y su guitarra. Exponerte a que te pidan temas, así, a bocajarro implica que confías mucho en tu capacidad como intérprete.

-         Tú, si quieres, puedes seguir camino, colega – dijo mirándome- que para lo que has echado ya tienes lo tuyo.

Sé que no debo tomarlo a mal, pienso, mientras añado otro euro a la ofrenda. Sus comentarios siempre se cocinan con una mezcla de reproche y amargura, aderezados con una pizca de gracia.  Juan dista mucho de ser simpático, tampoco intenta serlo. Cuando habla utiliza breves  sentencias y rebuscados refranes cortantes muy útiles para poner fin a una conversación.

Emplea cierto tonillo callejero con aire de  Vallecas o Carabanchel,  algo muy valorado en el mundillo del rock madrileño, sobre la base de cierto deje andaluz.  Se esfuerza en parecer duro,  pero su mirada, alguna sonrisa ocasional o alguna furtiva lágrima delatan que bajo esa careta prefabricada hay mucha sensibilidad, muchas heridas o ambas cosas a la vez.

Después de regatear con el público en busca de un tema de su agrado, decide interpretar Siempre estás allí,  una balada  de Barón Rojo. Al finalizar, el corrillo, que ha ido aumentando a medida que progresaba la canción, le premia con un aplauso. Es una de esas contadas ocasiones que consiguen arrancar de Juan unas lágrimas que a duras penas logra contener. 

-         Gracias- dice, esbozando una reverencia, con su sonrisa apenada tan característica.

Siempre que puedo compró un desayuno c + b (café y bollito) en uno de los puestos  y atravieso mi particular pasillo estigio con el vaso desechable, ayudándome de varias servilletas para no quemarme y le llegue caliente a Juan. Sé que lo agradece, aunque siempre me reprocha – con cariño, creo- que parezco su madre. Él a cambio me da algunos consejos sobre acordes, afinación, me enseña algunos  riffs y me pasa alguna que otra partitura. A veces incluso me tiende la guitarra para que pruebe algo que está tratando de enseñarme. Yo intento negarme, sobre todo porque este escenario me impone muchísimo y aún me impone más  la mirada crítica de Juan cuando lo hago mal.

-         ¡Tronco! ¡Toca bien! , aquí la gente viene a escuchar buena música,  ¡Qué este rincón ya tiene una reputación!- me dice con esa mezcla de humor y enfado real que le distingue - ¡ Con lo que cuesta hacerse un nombre  aquí, en el Metro Square Garden!

Algunas veces pasan por nuestro lado El Feo y El  Malo. Así ha bautizado Juan a los seguratas  del pasillo, aunque no siempre sean los mismos. El título de El bueno se lo reserva para él.  Depende mucho del turno. Algunos simplemente le ignoran, otros le llaman la atención sobre el volumen del ampli o el espacio que ocupa si tiene sus útiles muy esparcidos., la mayoría suelen hacer la vista gorda y no le molestan, incluso le tratan con cordialidad,  pero siempre tiene que haber una excepción.

Siempre aparece quién, en orden a un escrupuloso cumplimiento del deber, le hace recoger los trastos. Es curioso el celo con el que se toma alguno de estos profesionales el limpiar el pasillo cuando , minutos antes, les has visto mirar para otro lado en plena taquilla, mientras una oleada de sujetos con pinta peligrosa han saltado por encima, literalmente, de los tornos. Una de estas excepciones es un sujeto con pose de pistolero buscapleitos, extraído de un Wenstern o del cine negro de los años 40, que siempre intenta buscarle las cosquillas, sin conseguirlo. Más de una vez ha pasado por nuestro lado, con una mano apoyada en el pomo de la porra, andares desafiantes y mirando fijamente  con un ojo medio cerrado,  como si de un momento a otro fuese a soltar la tópica frase: “ vamos…alégrame el día”. No es extraño que en la particular galería de personajes de Juan se haya ganado el apelativo de Harry El Sucio.

Lo cierto es que, en general,  Juan sabe sortear bien al personal de seguridad, incluida la policía, que es mucho más chunga. Al fin se trata de saber estar en tu sitio. Tú no me das problemas, yo no te doy problemas, me voy si me lo pides, vengo al rato o al día siguiente como si no pasara nada, unas palabras cordiales por aquí, un poco de conversación, cubrir unas apariencias y todos contentos. Mucho peor lo tienen los extranjeros, me cuenta, porque les cuesta más buscarse las mañas a causa del idioma,  especialmente los que van de vagón en vagón, dando la brasa y entablan desde el principio una relación basada en la  huida  y la  persecución.

-         También hay gente que le echa mucho morro-  Se queja Juan de la gente que intenta pasar por artista callejero y ni siquiera sabe tocar un instrumento, o cantar o actuar…
-         ¡ Tronco!, ¡Las esquinas para los que  se las trabajan!- sentencia, en uno de sus refranes adaptados – Si vas a ocupar un sitio que sea porque haces algo que merezca la pena, que tienes algo que ofrecer… -.

Juan es, como ya he dicho, un gran músico. Es de esos grandes músicos anónimos que hacen aún más grandes a los artistas consagrados. Es de esos músicos que,  aparte de su salario,  no reciben más premio que una mención en letra pequeña en las carátulas, la satisfacción de escuchar sus arreglos en los temas  y el reconocimiento de los artistas que te quieren a su lado. Nadie sabe que estás pero se nota cuando faltas.  Todo esto parece poco, pero es suficiente para que se te suba a la cabeza, para creerte El Rey del Mambo, para cagarla.

Juan estuvo con los mejores, según me cuenta a duras penas, porque no le gusta hablar de su pasado, así que siempre hace un rápido resumen diciendo que ganó mucha pasta, hacía lo que le gustaba y le iba bien, hasta que la cago.

-         La cagué Ulyses, lo perdí todo…las perdí a ellas,  por torpe y miserable…-  me dice con lágrimas en los ojos . Ellas son su mujer y su hija.

Aquel día, sentados en un banco del Parque del Retiro, en una tarde nubosa de otoño,  me contó su historia. Me habló de su trabajo como músico de  estudio,  de las  giras en directo a sueldo de varias bandas y artistas con nombre, su escalada en el mundillo y su caída . Un descenso vertiginoso a una vida y un estado en el que él mismo era incapaz de reconocerse. No había excusas, no culpaba a nadie salvo a él mismo,  no había explicaciones, sólo perplejidad y muchos reproches por el daño que se hizo a sí mismo y a quienes le rodeaban.

Fueron el alcohol, las drogas, la búsqueda de compañías de un rato, sin compromisos, para salir de la rutina, la huida de ciertas obligaciones, algún instinto autodestructivo  o más bien la combinación de todo lo anterior. Lo cierto es que tras la tormenta sólo quedaban los restos irreconocibles del naufragio de una vida del que, por fortuna, habían  logrado huir a tiempo sus seres queridos.

CONTINUARÁ...

11 comentarios:

  1. Me cae bien Juan... incluso diria que he conocido a varios "Juan".

    Impaciente por seguir conociendo su historia

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  2. Procuraré no tardar. Dedicado a todos los "Juan". Un abrazo Sub.

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  3. Espero llegar a tiempo a la tercera entrega...mira que publicar cuando estoy de vacaciones...Yo también conozco algunos Juan, a todos les gustaria este post. Un beso, Ulyses

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  4. Alma, tu siempre llegas a tiempo, faltaría más. En esta Ítaca no hay prisas. Espero que hayas disfrutado de las vacaciones y nos llenes La Cueva de fotos y relatos viajeros. Agradezco mucho vuestros comentarios.

    Un beso.

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  5. ameno. aunque ha pasado un mes, me gustaría saber más...

    marta h.

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  6. Hola Marta H. ¡ Un mes ya...!¡ No tengo remedio!, de vez en cuando me embarco y me cuesta retornar a Ítaca. Encima que prometí no tardar mucho. Mis disculpas. Procuraré remediarlo pronto.

    Gracias por vuestro seguimiento

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  7. otro mes más...jajaj.
    saludos.
    marta h.

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  8. ¡Jo Marta! ¡ LO has clavado! ja, ja...Ya sabes, Ítaca ( mi pequeña Ítaca) es un lugar tranquilo, pausado, libre de presiones, casi deshabitado... dónde el tiempo transcurre de otra manera... ( y no se me ocurren más excusas), pero tarde o temprano terminaré de contaros esta historia.

    PD.: Esta explicación no implica necesariamente un mes más de espera

    Muchos saludos cariñosos.

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  9. gracias por contestar. por supuesto, nada de presiones. fué solo una...ocurrencia jaj.
    seguiré pasando, me gusta este sitio.
    gracias.
    saludos para ti.
    marta.

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  10. Muchas gracias Marta h, por pasarte, por tus comentarios y me alegra, de verdad, que te guste el sitio ( A ver si lo hago un poco más animado). Pon todas las ocurrencias que se te ocurran, faltaría más, no lo entendí como presión ( Eso me lo decía a mi mismo) sino como un comentario gracioso ( A la par que atinado, je je)

    Te espero por aquí. Saludos cariñosos.

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  11. aay!!! que me recuerdas a....

    gracias ulyses...espérame jajaj.
    un abrazo.
    marta h.

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